Y lo que propongo es el desconocimiento mutuo: que no tengamos y no sean -nuestros nombres-; que las historias de vida y sus biografías no existan; que sólo estemos vos y yo, y luego ni siquiera eso: nos vamos desconociendo y, repentinamente, no sabemos nada el uno del otro, ni el otro del uno, y sólo estamos ahí, sin preguntarnos ni respondernos nada, sin razones ni justificativos, sin motivos, sin lo falaz del argumento, sin sentidos, sin artículos, pronombres ni adjetivos. Y no entenderemos ya quiénes somos, ni qué hacemos ahí, ahora tan cerca; pero eso tampoco importa, ni los efectos, ni las consecuencias, ni los pecados, ni los perdones, ni sus cosechas, ni sus siembras.
Y ahora ya somos a lo sumo unos ojos, cuatro; y después hasta menos, unas miradas, dos, que se acercan.
Se miran.
Y ahora ya no importa ni la mirada, ni nada. Ni siquiera importa el beso.
Hemos muerto, pero tampoco eso lo sabemos.
Y al resucitar, o cuando despertemos, en ese amanecer, que será un amanecer de camas separadas, distantes y, con fortuna, olvidadas, cuando cada uno sea de vuelta, con sus lugares, sus tiempos y sus cuentos, sólo nos va a quedar, sólo nos queda, un atisbo, un atisbo de sabor lejano, misterioso, falaz, quizás del que nada, o poco, sabemos, a lo sumo intuimos o levantamos en una mera y tenue sospecha, o las necesarias como para no descubrir los crímenes, o los consumados hechos; pero eso tampoco importa, lo desconocemos...
No te propongo entonces olvidarnos de todo, pero sí distraernos, hacernos los boludos por un instante que, por ignorante, no sepa de tiempos.
Y ahora ya somos a lo sumo unos ojos, cuatro; y después hasta menos, unas miradas, dos, que se acercan.
Se miran.
Y ahora ya no importa ni la mirada, ni nada. Ni siquiera importa el beso.
Hemos muerto, pero tampoco eso lo sabemos.
Y al resucitar, o cuando despertemos, en ese amanecer, que será un amanecer de camas separadas, distantes y, con fortuna, olvidadas, cuando cada uno sea de vuelta, con sus lugares, sus tiempos y sus cuentos, sólo nos va a quedar, sólo nos queda, un atisbo, un atisbo de sabor lejano, misterioso, falaz, quizás del que nada, o poco, sabemos, a lo sumo intuimos o levantamos en una mera y tenue sospecha, o las necesarias como para no descubrir los crímenes, o los consumados hechos; pero eso tampoco importa, lo desconocemos...
No te propongo entonces olvidarnos de todo, pero sí distraernos, hacernos los boludos por un instante que, por ignorante, no sepa de tiempos.
6 comentarios:
es increíble como siendo totalmente extraños..hay miles de personas ke konectan sus almas en un sentido mas allá de lo supuestamente alcanzable..
Mi estimado, debo admintir que me ha gustado, que digo... me ha encantado... como es raro, me ha transportado... y hasta han salido de sus manos una mala palabra, que en niños buenos como ud es raro de ver... debo admitir me gusta desconocerlo.
Tanática (aún sin blog)
Monchis, muy agradecido de haber recibido un primer comentario tuyo.
Mi muy estimada amiga: admintir fue una especie de lapsus?
Si así fue, sigo honrado de sus comentarios.
hola!! hoy he visitado por primera vez este intento de arte que s semeja ma´s a arte que a intento, felicides!
Y esto de proponer universos paraleloes puede ser algo de lo más sano. Benditos aquellos instantes neófitos del tiempo.
Saludos!
ya tengo blog!!!!!!
Hola Cuetzpallin! Gracias por la buena onda y que suerte que gustes como yo de los universos paralelos; significa que uno está menos solo, apesar de la vastedad universal que nos cobija.
Srita Tanática: que bien! jaja, pasaré a comentar su blog en la brevedad.
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